martes, 7 de septiembre de 2010

Esperan en Jerusalén


ESTAS personas son seguidores de Jesús. Le han obedecido y se han quedado en Jerusalén. Y mientras todos esperan juntos, un gran ruido llena toda la casa. Es como un viento fuerte que pasa rápido. Y ahora empiezan a aparecer lenguas de fuego sobre la cabeza de cada uno de ellos. ¿Puedes ver el fuego sobre cada discípulo? ¿Qué significa esto?


¡Es un milagro! Jesús está en el cielo con su Padre otra vez, y está derramando el espíritu santo de Dios sobre sus seguidores. ¿Sabes lo que el espíritu hace que ellos hagan? Todos empiezan a hablar en idiomas diferentes.

Mucha gente de Jerusalén oye el ruido que es como un viento fuerte, y vienen a ver lo que pasa. Algunas de las personas han venido de otras naciones para celebrar la fiesta israelita del Pentecostés. ¡Qué sorpresa se llevan estos visitantes! Pues los discípulos hablan en sus propios idiomas acerca de las cosas maravillosas que Dios ha hecho.

‘Todas estas personas son de Galilea,’ dicen los que están visitando. ‘Entonces, ¿cómo pueden hablar en estos diferentes idiomas de los países de los cuales venimos?’

Pedro ahora se pone de pie para explicarles. Levanta la voz y cuenta a la gente cómo se había dado muerte a Jesús, y que Jehová lo ha resucitado. ‘Ahora Jesús está en el cielo a la diestra de Dios,’ dice Pedro. ‘Y él ha derramado el espíritu santo prometido. A eso se deben estos milagros.’

Bueno, cuando Pedro dice estas cosas, a muchas de aquellas personas les pesa mucho lo que se le hizo a Jesús. ‘¿Qué debemos hacer?’ preguntan. Pedro les dice: ‘Tienen que cambiar su vida y bautizarse.’ Aquel mismo día unos 3.000 se bautizan y se hacen seguidores de Jesús.

Hechos 2:1-47.

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