martes, 7 de septiembre de 2010

Pedro visita a Cornelio


AQUÍ está el apóstol Pedro de pie, y detrás de él están unos amigos. Pero, ¿por qué se inclina ese hombre ante Pedro? ¿Debe hacer eso? ¿Sabes quién es?


El hombre es Cornelio. Es un oficial del ejército de Roma. Cornelio no conoce a Pedro, pero se le dijo que lo invitara a su casa. Vamos a ver cómo pasó esto.

Los primeros seguidores de Jesús eran judíos, pero Cornelio no es judío. Sin embargo, él ama a Dios, le ora, y hace muchas buenas cosas para la gente. Pues bien, una tarde un ángel se le aparece y le dice: ‘Le agradas a Dios, y él va a contestar tus oraciones. Envía a buscar a un hombre llamado Pedro. Está en Jope, en la casa de Simón, que vive cerca del mar.’

Bueno, enseguida Cornelio hace eso. El día siguiente, Pedro está en el techo plano de la casa de Simón. Allí Dios hace que Pedro piense que ve una tela grande que baja del cielo. En ella hay animales de toda clase. Según la ley de Dios, estos animales no eran limpios para comerlos, pero una voz dice: ‘Levántate, Pedro. Mata y come.’

‘¡No!’ contesta Pedro. ‘Nunca he comido lo que no es limpio.’ Pero la voz le dice: ‘Deja de llamar no limpio lo que Dios ahora dice que es limpio.’ Esto pasa tres veces. Mientras Pedro se pregunta qué quiere decir esto, llegan a la casa los hombres que Cornelio envió para buscarlo.

Pedro baja y dice: ‘Yo soy el hombre que buscan. ¿Por qué han venido?’ Cuando los hombres explican que un ángel le dijo a Cornelio que invitara a Pedro a su casa, Pedro dice que irá con ellos. El día siguiente, Pedro y unos amigos salen para visitar a Cornelio en Cesarea.

Cornelio ha reunido a sus parientes y amigos íntimos. Cuando Pedro llega, Cornelio se inclina a los pies de Pedro, como ves. Pero Pedro dice: ‘Levántate; yo mismo soy solo un hombre.’ Sí, la Biblia muestra que es incorrecto inclinarse en adoración a un hombre. Debemos adorar solo a Jehová.

Pedro ahora predica a los presentes. ‘Veo que Dios acepta a toda la gente que desea servirle,’ dice Pedro. Y mientras él habla, Dios envía su espíritu santo, y aquellas personas empiezan a hablar en lenguajes diferentes. Esto sorprende a los discípulos judíos que han venido con Pedro, que creían que Dios favorecía solo a judíos. Esto les enseña que Dios no ve a una raza como mejor o más importante que otra. ¿Verdad que es bueno que todos recordemos eso?

Hechos 10:1-48; 11:1-18; Revelación 19:10.

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